Relación entre la musica, los numeros, y el arte

 


  Los videos “Math is the hidden secret to understanding the world” de Roger Antonsen y la interpretación del Preludio de la Suite No. 1 para violonchelo de J. S. Bach parecen, a primera vista, ajenos entre sí. Uno pertenece al ámbito científico y el otro al artístico. Sin embargo, ambos se centran en cómo las estructuras numéricas o musicales permiten comprender y expresar dimensiones profundas de la realidad. Con el capítulo The Anthropology of Numbers, se evidencia que las matemáticas y la música no son lenguajes neutrales ni cerrados, sino sistemas culturales y simbólicos que ordenan, interpretan y transmiten la experiencia humana. Los números y la música son universales en su capacidad de revelar patrones, pero culturalmente situados en sus formas de uso e interpretación.

 

  En su charla, Antonsen sostiene que las matemáticas permiten comprender el mundo porque muestran patrones invisibles y nos enseñan a cambiar de perspectiva. Entender algo no es solo memorizarlo, sino representarlo de múltiples formas números, gráficas, metáforas para captar su esencia desde distintos ángulos. Este argumento coincide con el planteamiento del capítulo antropológico: los números no existen en el vacío, sino que se construyen según necesidades culturales y contextos históricos. Algunas culturas solo cuentan hasta cierto límite, otras emplean categorías como “muchos” en lugar de cifras exactas, y otras dan a los números funciones rituales. Así, aunque las matemáticas pueden parecer un lenguaje universal, en realidad su comprensión se enriquece al reconocer que siempre están filtradas por la mirada humana y por la perspectiva cultural.

 

  El preludio de Bach ofrece un ejemplo claro de cómo la abstracción puede transformarse en experiencia sensible. La obra se sostiene en reglas armónicas, repeticiones y variaciones, estructuras comparables a fórmulas matemáticas, pero lo que percibe el oyente es emoción: ascensos, suspenso, resolución. De manera similar, el capítulo antropológico señala que los números no solo sirven para medir; también poseen significados simbólicos, religiosos o sociales, capaces de organizar rituales y generar identidades colectivas. Así como la música es más que notas, los números son más que cálculos: ambos son lenguajes estéticos y culturales que nos conectan con lo invisible y lo inefable, ampliando nuestra comprensión más allá de lo estrictamente racional.

 

  En conjunto, los dos videos y el texto revelan que matemáticas, música y números son sistemas que articulan lo abstracto y lo concreto, lo universal y lo particular. Las matemáticas, según Antonsen, nos invitan a cambiar de perspectiva y ver patrones ocultos. La música de Bach muestra cómo la estructura puede provocar emoción; y la antropología de los números recuerda que estas herramientas son históricas, culturales y simbólicas, no meros mecanismos neutrales. Por eso, comprender el mundo exige integrar razón y sensibilidad, cálculo y arte, abstracción y contexto cultural. En lugar de separar lo matemático de lo musical o lo antropológico, conviene verlos como expresiones distintas de una misma búsqueda humana: encontrar orden, significado y belleza en la complejidad de la existencia.


 

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