El Panteón
En referencia a las obras arquitectónicas mencionadas anteriormente en clase, como el Panteón de Roma, Santa Sofía en Estambul y la Cúpula de la Roca en Jerusalén, elegí el Panteón. Esto se debe a su posicionamiento y alineación calculados, su fuerte presencia como monumento histórico y su construcción casi perfecta.
El edificio está posicionado para estar alineado con el norte, lo que permite que el sol nunca brille directamente sobre la puerta. Esta elección fue totalmente intencionada, dado que querían que toda la iluminación interior se obtuviera a través del oculo en la parte superior. De esta manera, el visitante podía ser recibido por un rayo de luz después de pasar por la entrada oscura. Con 9 m, es la única fuente de luz dentro del edificio y funciona como un reloj que se desplaza periódicamente según la hora y la estación. Durante el equinoccio, el haz de luz marcará puntos importantes dentro del interior, específicamente, el 21 de abril, que marca el día de la fundación de Roma. Su construcción ordenada se interpreta como imponente y monumental en su naturaleza.
La brillantez arquitectónica del Panteón radica no solo en su ingeniería y dominio de los materiales, sino también en su capacidad para fusionar simbolismo, orientación y percepción humana en una experiencia espacial unificada. Su alineación calculada con el sol y el uso deliberado del óculo como única fuente de luz transforman el edificio en algo
más que un templo: se convierte en un instrumento cósmico, un monumento que refleja tanto la eternidad de Roma como la universalidad de lo divino. El Panteón perdura como uno de los mayores logros de la arquitectura antigua, un espacio donde la historia, la astronomía y la experiencia humana convergen a la perfección.

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